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PHILIPPINE SUPREME COURT DECISIONS

FIRST DIVISION

[G.R. No. L-132. March 28, 1946. ]

EL PUEBLO DE FILIPINAS, querellante-apelado, contra PABLO CELIS, acusado-apelante.

D. Jose Agbulos en representacion del apelante.

El Procvrador General Auxiliar Sr. Canizares y el Pro curador Sr. Torres en representacion del Gobierno.

SYLLABUS


1. DERECHO PENAL; HURTO; ELEMENTO DEL HURTO CUALIFICADO. — La mera circunstancia de que el acusado trabajara como obrero en el lugar donde se cometio el hurto no pudo, a nuestro juicio, haber creado aquella relacion de confianza e intimidad domestica que, segun la ley, determina el delito de hurto cualificado.


D E C I S I O N


BRIONES, M. :


Tratase de la apelacion contra la sentencia del Juzgado de Primera Instancia de Manila en que se le condena al acusado por el delito de hurto cualificado a sufrir una pena indeterminada de no menos de cuatro meses y un dia de arresto mayor ni mas de cuatro anos, dos meses y un dia de prision correccional, y a pagar las costas del juicio.

Segun las pruebas de la acusacion, el Sargento Charles Sutton, mientras volvia de inspeccionar el Medical Depot No. 1 (almacen o deposito), situado en el area del puerto de Manila, que estaba bajo su cargo, topo con el acusado Pablo Celis que entonces trabajaba como obrero en el lugar, notando que el mismo parecia algo excitado. Entrando en sospechas sobre la conducta del acusado, Sutton registro el cuerpo del mismo y encontro escondidos bajo su camisa tres esfigmometros (instrumentos medicos) de la propiedad del Ejercito de los Estados Unidos, instrumentos cuyo valor el tribunal a quo estimo en la cantidad de P200.

El acusado admite haber tenido en su posesion los tres esfigmometros en cuestion en la fecha y lugar de autos, pero niega haberlos hurtado, diciendo que los habia encontrado casualmente en un monton de basura que habia en el sitio donde el trabajaba, en los alrededores del Medical Depot, en el area del puerto de Manila. El tribunal a quo hallo insuficiente esta explicacion del acusado para los efectos de su exculpacion. Toda la cuestion, pues, se reduce a la credibilidad de las pruebas, y no hemos hallado nada en autos que justifique una conclusion diferente o contraria a la sentada por el Juez a quo en su decision.

En primer lugar, el Sargento Sutton declara que cuando el encontro al acusado con los instrumentos medicos ocultos bajo su chaqueta, este admitio espontaneamente haberlos extraido de la bodega donde el mismo trabajaba. Sutton declara tambien que no habia ningun monton de basura cel ca del lugar donde pr endio al acusado. Nada hay en autos para que se dude de la veracidad de Sutton. A todo esto hay que anadil estas circunstancias: delante del Sargento el acusado demostro una sospechosa nerviosidad; y luego
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